La semana laborable de cinco días deja a los holandeses bastante tiempo libre. Además de ser socios de una sociedad o un club deportivo, a los holandeses les gusta la jardinería. Los que viven en ciudades y no tienen jardín, a menudo disponen de una pequeña parcela con una casita a las afueras de la ciudad. Asimismo, los holandeses gustan de hacer faenas en casa. Hacen trabajos de carpintería, pintan, arreglan el jardín. Todas las ciudades tienen numerosos establecimientos de bricolaje y grandes centros de jardinería, objeto de profusas visitas. La mayoría de las familias holandesas disponen de un ordenador, en el que se trabaja o juega durante horas. Cada vez es mayor el número de holandeses que navegan por todo el mundo a través de Internet.